viernes, 16 de enero de 2009


Aflojó la corbata con un movimiento maquinal y aspiró el aire fuerte y áspero. Ésto era vida. Todo lo demás mentira. Mentira la civilización. Tan burda era que bastaba llenarse un momento los pulmones y el cerebro con la atmósfera de un pedazo de campo para que pareciera evidente. Mentira los edificios grotescos con letreros luminosos. Mentira las calles. Mentira los trenes. Mentira las fábricas de chimeneas audaces, ensuciando día y noche los suburbios. Mentira las máquinas brillantes. Mentira las calmadas veladas en familia, bajo la dorada luz del comedor. Mentira el juego idiota de los ascensores. Mentira la multitud de las calles, los estadios, los hipódromos, las manifestaciones, de los lentos paseos en las tardes por las calles. Todo una mentira, una farsa hábilmente dirigida. Pioneros, progreso, cultura, directores, comercio, hombres austeros, mujeres honestos. Todo mentira. Río sin maldad ni odio, bajo la transparencia del cielo redondo.Onetti